DEL INCENDIO/Arguedas (Etica y estética en José María Arguedas – Chalena Vásquez)

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“DEL INCENDIO”

Relectura de un breve texto sobre un canto quechua : Del incendio

José_María_Arguedas

DEL INCENDIO – José María Arguedas

 Esta canción del fuego es muy antigua.

En las fiestas de los ayllus indios de Puquio, la cantan en coro grande.

Es una canción de hombres; las mujeres no entran en el coro.

Cantan con acompañamiento de flauta. Se reúnen en las esquinas, cien, doscientos hombres, y levantan la voz con fuerza.

Tiene música de himno; y los indios lanzan la voz. Los muchachos no podíamos cantar este himno; nosotros también nos parábamos en las esquinas, para imitar a los indios grandes, pero no alcanzaba nuestra garganta para este canto, nos dábamos cuenta que no podíamos. Y en la voz de la mujer también, esta canción del fuego pierde su vida; parece otro canto.

Sólo los indios de los ayllus saben.

Cuando comienza la flauta, y ellos levantan la voz, parece que oyéramos que nos llaman desde lejos, con voz desesperada.

 

Ork’opi ischu kañask’ay,

K’asapi ischu kañask’ay

¡jinallarak’chus raurachkan!

¡jinallarak’chus rapachkan!

Jinalla raurariptink’a

¡warma wek’echaykiwan

challaykuy!

¡warma wek’echaykiwan

tasnuykuy!

 

He prendido fuego en la cumbre,

He incendiado el ischu en la cima de las montañas.

¡Anda, pues!

Apaga el fuego con tus lágrimas,

llora sobre el ischu ardiendo.

Corre y mira la cima de la montaña:

si ves fuego, si arde todavía el ischu

corre a llorar sobre el incendio.

¡Apaga el fuego con tus lágrimas!”

 

El ischu es la paja que crece en las cumbres. El ischu seco es de color oro, el ischu tierno es verde claro. Toda la puna está cubierta de ischu.

 

En las pampas grandes el ischu es chiquito y duro, pero dulce para el ganado; allí pastan miles de ovejas, de llamas y de pacos;

en las laderas es más arbusto y todavía es buen pasto;

pero cerca de las cumbres y de las hondonadas altas,

el ischu es grande y duro, allí silba el viento;

allí hace su nido el puku-puku, el pájaro triste de la puna, que tanto llora en las noches, y que tanto ha inspirado e inspira todavía a los indios y mestizos.

 Cuando el ischu de las cumbres se quema, el fuego avanza, como el viento, como el agua; las llamas no son altas, pero corren, lamiendo, bajan las gargantas, vuelven a subir a las lomadas; van, como volando al ras del suelo, leguas de leguas, sin descanso.

 El incendio de ischu en esta canción es símbolo de culpa.

“Anda a apagar con tus lágrimas el fuego”,

“Corre a llorar sobre el incendio”.

El ruego es al warma, al niño de lágrimas inocentes, a la criatura de corazón puro.

Parece que se hubiera cometido un delito horrendo, y ruegan a todos los niños que lloren para expiar la culpa de los hombres: “¡Llora sobre el ischu ardiendo!”

Por eso los muchachos del ayllu, y las mujeres no podíamos cantar este himno.

José María Arguedas

 


 

 

ETICA Y ESTETICA EN JOSE MARIA ARGUEDAS

Chalena Vásquez

 El proceso del conocimiento en Arguedas, es una observación reflexiva, cuya base ética y estética se expresa luego en el informe antropológico, sea éste un ensayo, artículo periodístico, tesis o en la creación literaria: poesía, cuento, novela. Sus conocimientos, su mundo intelectual y afectivo se expresa de distintas formas, siendo siempre él mismo, es decir, con las mismas convicciones, intuiciones, los mismos motivos del amor y del odio que él había aprendido a sentir, consecuente con un sentido de dignidad y de solidaridad humanas a las que jamás renunció. No existe un Arguedas literato y un Arguedas antropólogo, es Arguedas, un ser humano que se debatía en el dolor, como Vallejo.

Para Arguedas, conocer la realidad, describirla, analizarla, explicarla se convierte en un compromiso personal, social y político. Desde esa perspectiva, el quehacer científico se asume entendiendo que la realidad no es solamente el dato estadístico, ni la descripción geográfica, ni es solamente un asunto de geología, botánica o zootecnia.

El conocimiento de la cultura -andina- quechua en su integridad, implica el reconocimiento del mundo afectivo, de la manera de pensar – sentir, de la manera de ser, percibir y actuar, las maneras de odiar y amar, todo eso que es parte de la realidad, como lo son también nuestros sueños, anhelos, intuiciones.

José María Arguedas nos lo enseña en todos sus textos; sean de literatura antropológica o de literatura propiamente dicha como en sus novelas, cuentos, etc.

La descripción etnográfica, la interpretación científica, está entonces cargada de un sentido estético y ético. La ética significa un compromiso con la verdad, con la realidad, es decir, con no falsear esa realidad, de la que está dando testimonio.

De allí la inmensa tristeza que lo embarga y su desazón frente a los intelectuales que cuestionaban su obra, cuando lo llamaron mentiroso y le dijeron que era muy hermosa la mentira que contaba en su literatura; cuando él en realidad había (dirigido) toda su capacidad, toda su fuerza moral y afectiva, para contar una verdad, una verdad que era la voz de un pueblo, que era una voz colectiva, a la que él mismo pertenecía.

Entonces la verdad antropológica que él expone, no es solamente dicha con la frialdad del positivismo, sino con toda la emoción estética y ética necesarias – indispensables – para inspirar el trabajo de transformación social, que se imponía -a la sociedad entera- como tarea, y que continúa vigente. Y la tarea sigue pendiente, mientras nosotros también anhelemos como él la justicia en el Perú y el ejercicio pleno de nuestros derechos.

Como él mismo dijera: “creo que el quechua alcanzará a ser el segundo idioma oficial del Perú y se impondrá la ideología que sostiene que la marcha hacia adelante del ser humano no depende del enfrentamiento devorador del individualismo, sino, por el contrario, de la fraternidad comunal que estimula la creación de un bien para sí mismo y para los demás, principios que hacen del individuo una estrella cuya luz ilumina toda la sociedad y hace resplandecer y crecer hasta el infinito la potencia espiritual de cada ser humano; y este principio no lo aprendemos en la universidad, sino durante la infancia, enamorada perseguida, al mismo tiempo feliz y amante de una comunidad de indios”.

La música en la obra de José María Arguedas

Este sentido ético de José María Arguedas, le exige una aproximación analítica a la música también de una manera integral. La musicología es entonces, no solamente una aproximación a las estructuras artísticas como tales, sino la explicación de las inter relaciones entre la fuente, el producto artístico, las voluntades que congrega, las emociones que suscita.

Sabemos que todas las músicas permiten, a los colectivos humanos, comunicarse dentro de una coherencia cultural propia. ¿Como explica José María Arguedas esta coherencia? ¿Cómo se percibe la música y qué dimensiones y cualidades adquiere esta expresión artística en la cultura andina?

Releyendo DEL INCENDIO

“Esta canción del fuego es muy antigua. En las fiestas de los ayllus indios de Puquio, la cantan en coro grande. Es una canción de hombres; las mujeres no entran en el coro. Cantan con acompañamiento de flauta. Se reúnen en las esquinas, cien, doscientos hombres, y levantan la voz con fuerza. Tiene música de himno; y los indios lanzan la voz. Los muchachos no podíamos cantar este himno; nosotros también nos parábamos en las esquinas, para imitar a los indios grandes, pero no alcanzaba nuestra garganta para este canto, nos dábamos cuenta que no podíamos. Y en la voz de la mujer también, esta canción del fuego pierde su vida; parece otro canto. Sólo los indios de los ayllus saben. Cuando comienza la flauta, y ellos levantan la voz, parece que oyéramos que nos llaman desde lejos, con voz desesperada”

En este párrafo podemos observar una diversidad de aspectos.

Esta canción del fuego es muy antigua….

En principio, sitúa la canción en el tiempo, en un tiempo histórico; aunque no precisa fecha. Luego señala la ocasión en que la cantan, quiénes la cantan y cómo la cantan:

en las fiestas de los ayllus indios de Puquio la cantan en coro grande

Precisa el género cuando dice que son hombres los que cantan. Describe el acompañamiento, el contexto y la ejecución cuando dice

Cantan con acompañamiento de flauta. Se reúnen en las esquinas, cien, doscientos hombres, y levantan la voz con fuerza.

Eso implica además una técnica del canto.

También tiene música de indio!, (no de mestizo)

Este es el carácter del canto y por ello dice:

los indios lanzan la voz

señalando una característica también afectiva y técnica de cantar.

 Los muchachos no podíamos cantar este himno,

Empieza entonces la relación del himno con el mundo circundante, con la gente del lugar, con ellos mismos.

 Nosotros también nos parábamos en las esquinas para imitar a los indios grandes, pero no alcanzaba nuestra garganta esto significa que este canto tenía una forma técnica de hacerlo, que estética y técnicamente los chicos no podían imitar. Sin embargo esta imitación, no lograda a esa edad, era un ejercicio de aprendizaje.

Nos dábamos cuenta que no podíamos. Y en la voz de la mujer también, esta canción de fuego pierde su vida; parece otro canto.

Remarca:

 Sólo los indios de los ayllus saben

En un saber que no solamente es un saber técnico, sino un saber cultural más amplio, el del significado del canto que explicará más adelante.

Cuando comienza la flauta

nos está diciendo que hay una introducción, nos está   enseñando parte de la estructura del canto:

 Cuando comienza la flauta, y ellos levantan la voz,

parece que oyéramos que nos llaman desde lejos

nuevamente esta comunicación entre el canto y los que escuchan, y/o con otros seres y otras percepciones, añadiendo:

con voz desesperada.

indicando el carácter de esta canción, su intensidad dramática.

Luego escribe la letra en quechua:

 

Ork’opi ischu kañask’ay,

K’asapi ischu kañask’ay

¡jinallarak’chus raurachkan!

¡jinallarak’chus rapachkan!

Jinalla raurariptink’a

¡warma wek’echaykiwan

challaykuy!

¡warma wek’echaykiwan

tasnuykuy!

 

Y traduce:

 

He prendido fuego en la cumbre,

He incendiado el ischu en la cima de las montañas.

¡Anda, pues!

Apaga el fuego con tus lágrimas,

llora sobre el ischu ardiendo.

Corre y mira la cima de la montaña:

si ves fuego, si arde todavía el ischu

corre a llorar sobre el incendio.

¡Apaga el fuego con tus lágrimas!”

Luego de la traducción, empieza a explicar el texto, la letra de la canción, viéndose en la necesidad de explicar qué es el ischu, y dice:

“El ischu es la paja que crece en las cumbres. El ischu seco es de color oro, el ischu tierno es verde claro. Toda la puna está cubierta de ischu. En las pampas grandes el ischu es chiquito y duro, pero dulce para el ganado; allí pastan miles de ovejas, de llamas y de pacos; en las laderas es más arbusto y todavía es buen pasto; pero cerca de las cumbres y de las hondonadas altas, el ischu es grande y duro, allí silba el viento; allí hace su nido el puku-puku, el pájaro triste de la puna, que tanto llora en las noches, y que tanto ha inspirado e inspira todavía a los indios y mestizos”.

A propósito del ischu, nos muestra imágenes en diferentes pisos ecológicos y con características muy concretas en cada uno de ellos, además de su uso: el dulce alimento para el ganado que ahora sabemos que son ovejas, llamas, pacos -no dice alpacas sino pacos. Y en las laderas como el ischu es más grande, entonces dice que el ischu es grande y denso, que allí silba el viento, (porque cuando el ischu es pequeño no silba ni el viento).

En este momento ha pasado a otro dimensión del mundo sonoro.

Porque la música, en el concepto quechua, no es solamente la música que entendemos desde una mirada occidental. En realidad, José María Arguedas nos muestra, no sólo en este texto sino en muchos otros, que el concepto de música, más bien, deberíamos entenderlo como el sonido que permite la comunicación entre los seres existentes en el universo. Por eso Arguedas sitúa siempre sus personajes en espacios sonoros, donde muchas voces pueden percibirse. Es cuestión de saber escuchar.

Y en este momento sigue diciendo:

silba el viento; allí hace su nido el puku-puku, el pájaro triste de la puna, que tanto llora en las noches;

Entonces, además de identificar canto con llanto, está mostrando que en el puku-puku- existe una característica distinta -mayor quizás- que el viento. No es solamente un sonido o silbo, es una voz con sentido, es decir que tiene un mensaje, un sentimiento, y el puku-puku llora Dice:

 allí hace su nido el puku-puku, el pájaro triste de la puna, que tanto llora en las noches, y que tanto ha inspirado e inspira todavía a los indios y a los mestizos.

Entonces, nos ha pintado un paisaje sonoro y sus diversos, mensajes, sus diversos contenidos.

Enseguida dice:

 “Cuando el ischu de las cumbres se quema, el fuego avanza, como el viento, como el agua; las llamas no son altas, pero corren, lamiendo, bajan las gargantas, vuelven a subir a las lomadas; van, como volando al ras del suelo, leguas de leguas, sin descanso”.

En el primer párrafo que hemos leído, hemos visto características del canto, de este canto que hacen solamente los hombres: cómo lo cantan; en qué momento lo cantan, la fuerza y el carácter con que lo cantan.

Después que hace la traducción de la canción, viene un párrafo donde nos pinta el paisaje sonoro que también se encuentra en el canto quechua de los campesinos, durante la fiesta de Puquio.

Y luego el tercer párrafo es:

donde el ichu de los cerros se quema, el fuego avanza como el viento, como el agua…

 y en ese momento ya nos ha mostrado en imágenes los 4 elementos principales de la naturaleza: tierra, que no la menciona, pero la hemos visto todo el tiempo, donde crece el ischu y donde pastan las ovejas, llamas y pacos; también el fuego, que avanza como el viento, que avanza además como el viento y el agua.

Arguedas dice:

 “las llamas no son altas, pero corren, lamiendo, bajan las gargantas,

vuelven a subir a las lomadas”.

Aquí el hecho de lamer de las llamas, el hecho de lamer es actitud animal, del animal humano o del animal no humano; y cuando dice

                bajan las gargantas

 

está humanizando la tierra -a través de todas las imágenes-

especialmente al usar este

“bajan las gargantas, vuelven a subir a las lomadas; van, como volando al ras del suelo, leguas de leguas, sin descanso”.

Así, entonces hay una poética de la vida, una estética que asume Arguedas.

Recordemos que éste en un artículo literario, un artículo periodístico, a modo de informe antropológico, con una dimensión poética, que hace más sugestivo el texto, en cuanto que despierta en el lector, no solamente el intelecto, sino también la emoción estética.

En el tercer párrafo; Arguedas concluye y arriesga una interpretación cuando dice:

El incendio de ischu en esta canción es símbolo de culpa. “Anda a apagar con tus lágrimas el fuego”, “Corre a llorar sobre el incendio”. El ruego es al warma, al niño de lágrimas inocentes, a la criatura de corazón puro. Parece que se hubiera cometido un delito horrendo, y ruegan a todos los niños que lloren para expiar la culpa de los hombres: “¡Llora sobre el ischu ardiendo!” Por eso los muchachos del ayllu, y las mujeres no podíamos cantar este himno.

Termina entonces dando una explicación mayor, de otra dimensión, al hecho de no poder cantarla; es decir que los niños y las mujeres no la podían cantar, no solamente por una razón técnica en la voz, como dijo y explicó en el primer párrafo, sino por una razón cultural, por el sentido cultural de esta canción, la razón de ser de esta canción.

Así José María Arguedas asume esta canción integrada a la vida misma de la comunidad y a la gente que la cultiva.

Como este tipo de canto, muchos otros cantos, danzas, fiestas, tendrán una razón y un sentido de ser en un contexto socio-cultural muy preciso, que él nos narra con toda veracidad desde su manera, su actitud ética de decir la verdad para así poder transformar todo lo que es necesario transformar, y conservar todo lo que es necesario conservar, desde la actitud estética de la vida que él asume.

(Chalena Vásquez – fragmento del libro “La luz y el sonido en la obra literaria de José María Arguedas”)

 

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